GERALDINE PONCE Y LA FEUAN: ACUSACIONES DE INTERVENCIÓN Y TRAICIONES QUE SACUDEN A LA UAN

Del Muro de Facebook de Jonathan Lora

La FEUAN, una vez más, se ve envuelta en un escándalo que parece no tener fin. Valeria de León, actual presidenta de la organización estudiantil, enfrenta una crisis interna que podría tambalear los cimientos de su gestión. A pesar de haber llegado a la dirigencia con un discurso de renovación y promesas de elecciones limpias, ahora se encuentra lidiando con lo que podría considerarse “el enemigo en casa”. Y no solo eso, sino que la sombra de la política estatal, con nombres como el de la alcaldesa de Tepic, Geraldine Ponce, aparece nuevamente en las discusiones sobre las intromisiones en la UAN.

Uno de los principales protagonistas en este conflicto es Wilber Dikember Cervantes Cervantes, el ahora destituido secretario general de la FEUAN. Su ambición por el poder lo ha llevado a convertirse en el centro de las acusaciones de intimidación y manipulación. Desde el principio, Wilber ha sido señalado por imponer a sus aliados en las sociedades de alumnos de las diferentes unidades académicas, utilizando métodos que recuerdan a viejas prácticas de control político. Entre los estudiantes, la indignación crece, ya que muchos han denunciado haber sido amenazados y presionados para alinear sus intereses con los de este controvertido personaje.

El caso de Wilber no es aislado. Morgan Histro García González, vicepresidente de la FEUAN, también ha sido acusado de operar en las sombras. Ambos personajes, que llegaron al comité como parte de acuerdos políticos y favores entre grupos estudiantiles, parecen tener un objetivo claro: controlar la FEUAN y, a través de ella, influir en el Consejo General Universitario. Lo más grave es que estos movimientos no son actos individuales; detrás de ellos parecen estar figuras de la política local. Wilber, en particular, no oculta su supuesta alianza con Geraldine Ponce y Alejandro Galván, afirmando abiertamente que es financiado por ellos para avanzar en su proyecto de control político dentro de la universidad. A pesar de que estas afirmaciones aún no han sido comprobadas, el hecho de que él mismo lo mencione públicamente ha desatado una tormenta de especulaciones.

En este contexto, las redes sociales se han llenado de acusaciones, algunas más graves que otras. Daniel Maldonado Félix, director de la Unidad Académica de Salud Integral y esposo de la rectora Norma Galván Meza, ha sido señalado como el orquestador de una supuesta manipulación detrás del proceso electoral estudiantil. Sin embargo, como se ha señalado en muchas ocasiones, estos rumores parecen más una campaña de desprestigio que una realidad basada en hechos concretos. Las acusaciones contra Maldonado y la rectora a menudo carecen de pruebas sólidas y, en muchos casos, se sustentan en especulaciones que no tienen más fundamento que el interés por desestabilizar la administración universitaria. Aún así, la relación entre Maldonado y Galván se convierte en un blanco fácil para los críticos, quienes no dudan en vincular cualquier problema en la universidad con su matrimonio.

Pero el verdadero drama está en el interior de la FEUAN. Valeria de León, quien llegó al poder con un fuerte respaldo estudiantil, se enfrenta a un escenario complejo. Wilber y Morgan, herencia del expresidente de la FEUAN Ángel Aldrete, han sido descritos como “dirigentes contaminados” que no han dudado en vender su apoyo al mejor postor. Con conexiones abiertas a Movimiento Ciudadano, estos jóvenes ven la FEUAN no como un espacio para luchar por los derechos estudiantiles, sino como una plataforma política para avanzar en sus ambiciones personales. Y en su afán por controlar el Consejo General Universitario, no han dudado en amedrentar a quienes se interponen en su camino.

Las tensiones llegaron a un punto crítico cuando, ante las constantes quejas de los estudiantes, Valeria de León convocó a una reunión del Consejo General de la FEUAN para destituir a Wilber de su cargo. Las acusaciones contra él iban desde intimidación hasta la supuesta facilitación de venta de drogas a estudiantes, algo que incluso ha llegado a oídos de la Fiscalía. Pero lo más alarmante de todo es que Wilber ha insistido en que su financiamiento y sus instrucciones provienen directamente de la alcaldesa de Tepic, Geraldine Ponce. De ser cierto, esto revelaría una intromisión política mucho más profunda de lo que se pensaba, donde no solo está en juego el control de la FEUAN, sino también la manipulación del máximo órgano de gobierno de la universidad.

Por otro lado, Morgan Histro García no se queda atrás. Alineado también con Movimiento Ciudadano, ha sido vinculado al SPAUAN y su dirigente, “Pancho” Haro. El sindicato de profesores, que ha perdido representación en el Consejo General Universitario, ha encontrado en Morgan un aliado para intentar recuperar el control perdido. Esto solo agrega más leña al fuego en una universidad que, más que nunca, se ve envuelta en luchas de poder que poco tienen que ver con los intereses de la comunidad estudiantil.

En este panorama, queda claro que las viejas prácticas de injerencia política en la UAN no han desaparecido. Lo que antes hacían los gobernadores directamente, ahora se ejecuta a través de jóvenes dirigentes que, lejos de defender la autonomía universitaria, se venden al mejor postor para avanzar en sus propias carreras. La FEUAN, que alguna vez fue un bastión de resistencia contra la intromisión externa, hoy parece haberse convertido en un campo de batalla para quienes ven en ella una oportunidad política.

Mientras tanto, la rectora Norma Galván Meza tiene que lidiar con estos conflictos internos mientras su verdadero objetivo sigue siendo resolver la crisis financiera de la UAN. Con una universidad en dificultades, lo último que necesita es verse arrastrada por disputas que nada tienen que ver con su labor académica y administrativa. Lo que está en juego no es solo la FEUAN, sino la reputación y el futuro de una universidad que ha sido pilar en Nayarit, y que ahora se ve amenazada por ambiciones personales y la sombra de la política local.

La pregunta que muchos se hacen es: ¿será posible que la FEUAN retome su camino como una organización estudiantil enfocada en defender los derechos de los universitarios? ¿O seguirá siendo un escenario donde las luchas de poder primen sobre los verdaderos intereses de la comunidad universitaria?

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